EL CABALLO GRIEGO
MANUEL ALTOLAGUIRRE

Voces Críticas, 2010

Portada del Libro

El nombre de Manuel Altolaguirre me lo encuentro por primera vez buscando a mi abuelo, desconocido aún. Resulta que mi abuela, sirviendo en una casa tuvo una relación con un escritor y de ahí nació mi madre. Solo disponía de un par de datos, una foto en la que al dorso aparecía una dirección: calle Rafael González Abreu nº 4, 2º derecha. Mi tía me dijo que un día que acompaño a mi abuela a esa casa le señaló una foto en la que aparecía un hombre sentado y con libros detrás y le indicó que ese era el padre mi madre. Hace unos años fui con mi compañera al edificio pero se encontraba totalmente en obras, y sin inquilinos. Casi al lado se encuentra Radio Sevilla, y entendí que si mi abuelo hubiera tenido cierta relevancia en la historia de la literatura posiblemente supieran de él, pero no sabían de él. También solicité información detallada sobre la vivienda en el Registro de la Propiedad, esperando de esta manera conocer el nombre de la familia propietaria, pero me la denegaron. Dejé el asunto, pero antes había descubierto algunas cosas interesantes.

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Mi abuela Angeles y la dirección de la familia del escritor

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Al salir Altolaguirre en mi búsqueda emergió la famosa generación de escritores del 27 y por ejemplo me enteré de que Juan Ramón Jiménez había conocido a su esposa en la calle donde yo nací, la Calle Otumba. O que Vicente Aleixandre nació en la Casa Palacio de Yanduri, una mansión en la que mi madre, aún no disponiendo de recursos económicos estuvo aprendiendo a bordar, cosa rara ya que al parecer era solo para señoritas de familias acomodadas y todo parece indicar que lo costeaba su padre. Son coincidencias que sin mas datos se han quedado en eso.

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EXTRACTOS DEL LIBRO
Acabado de leer el 27 de septiembre de 2016.

Otro surrealista que renunció a la tendencia política revolucionaria fue el pintor Salvador Dalí. Recientemente unos amigos suyos catalanes refugiados políticos en México solicitaron de Dalí una colaboración para una revista que tenían en proyecto. La contestación de Dalí llego en una tarjeta postal. Escribió.: "No quiero nada con los vencidos. Salvador Dalí." (pág. 46)

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En mi imprenta de París publiqué el libro más breve de que tenga memoria. Constaba de ocho páginas y aparte de la portada, que llevaba por título un verso para una amiga, solamente tenía impresa una palabra en cada una de sus páginas. El total de la composición dice: "Escucha mi silencio con tu boca". (pág. 50)

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A Rafael (Rafael Alberti) lo conocía yo desde niño y luego más tarde como uno de los colaboradores más asiduos de la revista Litoral. Su éxito como poeta rivalizaba con el de Federico García Lorca, porque además de escribir con un perfecto dominio del lenguaje, tenía grandes condiciones histrionicas, recitando sus versos en salones y tertulias, con éxito o con escándalo. En un liceo de señoras, donde figuraban las esposas de los principales escritores de la Generación del 98, dio una conferencia criticando a estos poetas y novelistas. Muchas señoras se levantaron y abandonaron el salón, mientras el poeta decía: "Ya se van las cabritas, dejando sus cagaditas".

De vez en cuando recibía yo cartas de mi segunda novia, que era granadina. Como yo le había publicado algunos poemas, ella me escribía siempre en un tono poético, que me agradaba mucho por ser una prueba más de su cariño. En una carta me decía que soñaba con casarse conmigo y hacer un viaje por Oriente en un barco donde ella, descalza sobre la cubierta, se pasaran los días mirando el mar y el cielo. Soñaba también con que tuviéramos un hijo que naciera con los ojos abiertos. A mí la carta me gustó mucho, pero a Rafael (Rafael Alberti) le produjo tanto coraje que me hizo una traición tremenda. Dibujo en un papel monstruosas obscenidades y metiéndolo en un sobre se lo envío por correo a mi novia, de la cual naturalmente no he vuelto a tener noticias. (págs. 51-52)

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Firma de Manuel Altolaguirre

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Para la propaganda y distracción en los frentes, el Subcomisariado de Propaganda organizó unas compañías y selecciono un repertorio... Teatro antifascista de gran sencillez de forma y gran unanimidad en su contenido, redactado con la mayor simplicidad, para que pueda ser captado por un público que no entiende de sutilezas literarias. Sin embargo, este mismo público de las trincheras aplaudió siempre con entusiasmo las meritísima labor del Teatro Universitario La Barraca, que cumple una necesidad de cultura superior entre nuestros combatientes. No hay que olvidar tampoco el Guignol de Miguel Prieto, que con los jóvenes poetas Pérez Infante y Camarero llega hasta las mismas avanzadillas con su alegre y diminuto espectáculo. (pág. 85)

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El teatro, como todo elemento de nuestra cultura popular, que renace, tiene que tener un sentido de progreso, de continuación, un suma y sigue para nuestra riqueza. (pág. 87)

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... el mismo García Lorca, que representó con un gran éxito alguna de sus obras, nunca logró que fueran verdaderamente populares. En realidad Federico García Lorca murió desconocido. Le mataron las bestias cuando era todavía un lucero ignorado. (pág. 90)

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La poesía, ya sea exterior o profunda, es mi principal fuente de conocimiento. Me enseña el mundo y en ella aprendo a conocerme a mí mismo. Por eso el poeta no tiene nunca nada nuevo que decir. La poesía es reveladora de lo que ya sabemos y olvidamos. Sirve para rescatar el tiempo perdido, para levantar el animo, para tener alma completa, y no fugaces momentos de vida... Aún no he llegado a ser un buen lector de mi poesía. Aún no he logrado sentir todo lo que espero haber dicho. (pág. 117)

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El gran problema de la filosofía, la gran tragedia del hombre, estriba en conciliar sus necesidades intelectuales con las afectivas y con las volitivas. Unamuno no comprende que exista un filósofo sin corazón. Para él un filósofo sin corazón es un pedante, pero cree que se puede tener un gran talento a pesar de ser un estúpido en cuanto a sensibilidad.(pág. 122)

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Manuel Altolaguirre

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La filosofía o sirve para vivir, para el ejercicio del amor, o no sirve para nada. Vivir sin amor es vivir sin filosofía, sin sentimientos, sin esperanza, sin fe. Dar testimonio de ese amor, del amor propio, del amor divino, del amor al prójimo y a la naturaleza, es la misión del poeta, del filósofo. (pág. 124)

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Un senador navarro, González Castejón, en 1840, cuando los primeros ferrocarriles, se oponían a que se construyera el de Madrid a Francia, diciendo esta barbaridad: "Mi opinión constante ha sido que nunca, por ningún estilo, deban allanarse los Pirineos; antes, por el contrario, otros Pirineos encima son los que conviene poner". (pág. 141)

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Sobre Federico García Lorca
... en casa, nos tocaba el piano, con animación y gesto, cantando cuando hacía falta, levantándose en lo mejor de la pieza si se le ocurría mirar por la ventana. Se entusiasmaba y entonces calificaba el suceso, la música o el paisaje, con palabras que inventaba de pronto: chorpatélico, elepente, anfistora. Palabras que utilizaba también para pedir algo: "Muchacho, tráeme un chorpatélico". Y el camarero le traía una pajarita de anís del Mono. Federico muy satisfecho de su poder de comunicación, en vista de esto, llegaba a permitirse toda clase de libertades. Sabía que quién quisiera entenderle, le entendería. En Granada empezó su gran lucha como poeta raro. (pág. 155)

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Manuel Altolaguirre Su Litoral