SIDHARTHA
HERMANN HESSE

Grupo Editorial Tomo, 2010

Portada del Libro

EXTRACTOS DEL LIBRO
Lectura finalizada el 29 de marzo 2016.

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... la novela Siddhartha fue lectura obligada para los jóvenes de los 50's y 60's, quienes se encontraban en esta obra la noción, o tal vez la ilusión, de un nuevo proyecto de vida... A través de las vivencias de un personaje paralelo el propio Buda, la historia nos lleva al cuestionamiento de la normatividad del occidente, donde se enseñan y aprenden las formas de la vida, pero no a vivir realmente... (págs. 11, 12)

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Siddharta había empezado a alimentar dentro de sí el descontento... Había empezado a sospechar que su venerado padre, sus otros maestros los sabios brahmanes ya le habían enseñado la mayor parte y lo mejor de su ciencia, que ya habían vaciado en su vaso expectante todo su contenido, y el vaso no estaba lleno, el espíritu no está saciado, el alma no estaba tranquila, el corazón no estaba silencioso. Las abluciiones estaban bien, pero eran agua, no borraban los pecados... (pág. 19)

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Vio negociar a los comerciantes, vio ir a la casa a los príncipes, a los doloridos llorar a sus muertos, a las cortesanas ofrecérse lascivas, a los médicos afanarse por sus enfermos, a los sacerdotes señalar el día de la siembra, amara los amantes, a las madres callar a sus hijos; y todo esto no era digno de las miradas de sus ojos, todo era pestilente, todo olía a engaño, todo falseada los sentimientos, la dicha y la belleza, y todo era inconfesa putrefacción. (pág. 27)

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... continuaré mi peregrinación, no en busca de otra doctrina mejor, pues sé que no la hay, sino para abandonar todas las doctrinas y todos los maestros y para alcanzar solo mi meta o morir. (pág. 50)

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Quiero aprender en mi mismo, quiero ser discípulo, quiero conocerme a mí mismo... (pág. 55)

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... un río muy hermoso, yo lo amo sobre todas las cosas. Le he escuchado con frecuencia, con frecuencia he mirado en sus ojos, y siempre he aprendido algo de él. Se puede aprender mucho de un río. (pág. 64)

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... el amor se puede mendigar, comprar, recibirlo regalado, encontrarlo en la calle, pero no se puede robar. (pág. 70)

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Todos pueden obrar prodigios, todos pueden alcanzar su meta si saben pensar... (pág. 75)

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...veía vivir a los hombres de una manera infantil o bestial que le agradaba y despreciaba al mismo tiempo. Les veía afanarse, les veía sufrir y envejecer por cosas que le parecían enteramente indígnas de este precio, por el dinero, por pequeño goces, por pequeños honores, los veía disputar entre sí e injuriarse. (pág. 83)

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La mayoría de los hombres... son como hojas que caen del árbol, revolotean en el aire, vacilan y caen al suelo. Pero otros, unos pocos, son como estrellas que recorren un camino fijo, no las alcanza el viento y llevan en sí su propia ley y su propio rumbo. (pág. 85)

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Su rostro era siempre más prudente y espiritual que el de los demás, pero sonreía raras veces, y tomaba alguna de aquellas expresiones que tanto suelen verse las caras de la gente adinerada, aquellas expresiones del descontento, de la enfermedad, del mal humor, la indolencia, del egoísmo. Lentamente se fue apoderando de él la enfermedad del alma de los ricos. (págs. 89, 90)

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¡Qué raro es todo! ¡Ahora, que ya no soy joven, cuando mi pelo empieza a encanecer, cuando empiezan a abandonarme las fuerzas, ahora empiezo de nuevo, ahora empiezo a ser niño! (pág. 105)

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He tenido que pasar por un sin fin de estupideces, por multitud de vicios, por muchísimos errores, por numerosos ascos y decepciones y penas, solamente para volver a ser niño y poder empezar de nuevo. (pág. 106)

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La sabiduría que un sabio intenta comunicar suena siempre a necedad... Se pueden transmitir conocimientos, pero la sabiduría no. Se la puede encontrar, se la puede vivir, se puede ser arrastrado por ella, se puede hacer con ella milagros, pero no se la puede expresar y enseñar. (pág. 150)

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