SEVILLA 36: SUBLEVACIÓN FASCISTA Y REPRESIÓN
ALFONSO BRAOJOS GARRIDO, LEANDRO ALVAREZ REY, FRANCISCO ESPINONSA MAESTRE

Editores Muños Moya y Montraveta, 1990

Portada del Libro

Este libro comprende tres trabajos, el primero sobre el Carlismo de los años treinta que en Sevilla tuvo gran importancia. El segundo valora el periodismo de la época y el tercero los inicios de la sublevación militar en Sevilla. De este último y debido al estudio que estoy desarrollando parten todos los extractos.

EXTRACTOS DEL LIBRO
Leído en marzo 2016.

Las versiones que nos dejaron nuestros mayores, y no me refiero a las versiones oficiales sino a las que se reciben en la intimidad de las conversaciones amistosas o familiares, no había manera de conciliarlas. En general, todo dependía del bando en que en aquel entonces se encontraran el interlocutor o su familia. Varias décadas de propaganda unilateral oscurecían aún más el panorama. (pág. 173)

----------

Diferentes Puntos de Vista:

"La Guerra Civil de España fue un alzamiento nacional contra cinco años de opresión y desgobierno sin paralelo en la historia contemporánea. Objetivo inmediato de cuántos participaron en ese movimiento fue salvar a España de la ruina, afirmar la voluntad de la nación y evitar el triunfo del comunismo en el suelo patrio." Luis Bolín, Los años vitales.

"La verdad a grandes rasgos sobre aquella guerra es muy sencilla. La burguesía española vio la oportunidad de aplastar al movimiento obrero y la aprovechó ayudada por los nazis y por las fuerzas reaccionarias de todo el mundo. Es dudoso que llegue a aclararse más que eso" George Orwel, Mi guerra de España (pág. 177)

----------

En Sevilla como en el resto del país los planes de sublevación se preparaban desde hacía meses, aunque a raíz de la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero habían sufrido un proceso de aceleración. Estos planes, en Sevilla, fueron elaborados por un comité formado por miembros del Estado Mayor de la división, presidido por el comandante José Cuesta Monereo, al que puede considerarse como el auténtico cerebro de la sublevación sevillana. (págs. 179,180)

----------

Los partidos y sindicatos de izquierda vigilaban cautelosamente los cuarteles desde algunos días antes. Exigen medidas al gobernador Varela, que parece no percibir la gravedad de la situación; también pide armas que le son denegadas. (pág. 183)

----------

Los sevillanos, unos ajenos a lo que ocurría a su alrededor y otros confiados en los mensajes tranquilizadores de las autoridades o en su capacidad de control, seguían su ritmo vital en medio de la aparente normalidad de aquel sábado de julio. Todo cambio en el momento en que las tropas irrumpieron en las calles y la ciudad se lleno de gritos y disparos. (pág. 189)

----------

El gobernador civil reaccionó enviando una sección de Guardia de Asalto para cortar el paso a las fuerzas militares. Pero la situación era caótica. Solo los sublevados sabían claramente quién era el enemigo y los objetivos a realizar. Ellos mismos contribuyen a la confusión dando vivas a la República o levantando el puño a la manera de la izquierda. (págs. 192, 193)

----------

Al abundante uso del armamento o al ir y venir de las fuerzas militares habría que añadir las barricadas y las humaredas de los incendios, y sobre todo el terrible espectáculo de los cadáveres en las calles. Permanecían allí, "sin que nadie se ocupará de retirarlos. En las estrechas tenían que amontonarlos contra las paredes de las casas para que pudieran pasar los automóviles que, previstos de ametralladoras, circulaban por toda la ciudad. (pág. 204)

----------

Una de las primeras medidas adoptadas:

Invitación "a las personas de orden y amantes de la verdadera justicia" para que se presenten a colaborar en la división con el gobierno civil. (pág. 210)

----------

La avanzadilla la formaban como siempre legionarios y regulares, quienes con bombas de manos fueron batiendo barricada a barricada y calle por calle. En éstas y en las propias casas irrumpían las fuerzas disparando diferencias entre el vecindario y el enemigo. Así cayeron San Julián, El Pumarejo y San Marcos. (pág. 217)

----------

...no por ello se olvida al "enemigo interior", a los que se encuentran ocultos o quieren pasar desapercibidos, a los que han huido a los alrededores, al campo, contra los cuales se efectúan continuas razzias casi siempre coronadas por el éxito, o simplemente a los que esperan en sus casas sin saber qué será de ellos. (pág. 219)

----------

"Para sembrar el terror se fue contra la masa y, para evitr las posibilidades de resurgimiento, sobre la selección. Y se sembraba el terror dejando a los muertos en sitios visibles de la ciudad y sus alrededores y con las descargas diarias. Nunca se sabrá la cantidad de gente que cayó. Cada una de las fuerzas represoras obraba por su cuenta. Pero eso sí, en La Macarena, muy pocas familias se vieron libres de tener víctimas entre los suyos." (pág. 239)

----------

Son zanjas de unos tres metros de ancho bastante profundas, que se van abriendo constantemente según se llenan las que hay hechas... A las zonas donde se abren las fosas estaba prohibido acercarse; hay guardias civiles en servicio permanente. No obstante, las personas que van a algún enterramiento, observan la tierra removida, perciben el olor insufrible del líquido (con que eran rociados los cadáveres) y ven las precauciones rigurosas para que nadie se acerque. (pág. 244)

----------

...llegamos a dormir en 50 cm. cada uno. Para los fusilamientos sacaban a la gente en camiones, al principio dos veces por semana, luego una vez... Del todo no se acabó nunca, siguieron matando gente ininterrumpidamente. Y luego, cuando se acabó la guerra, hubo el segundo achuchón de represión. (pág. 245)

----------

No existía constancia legal de nada, ni de la detención, ni del juicio, ni de la muerte ni de sus causas, por la simple razón de que se detenía y mataba a cualquiera pasando por encima de todo procedimiento legal. La única ley era el Bando de Guerra, que permitía todo. (pág. 247)